PORTAFOLIOS
Profra. María de Lourdes Treviño Flores
En estos
últimos años hemos escuchado mucho el concepto de “Portafolios de Evidencias”
pero nunca se nos había indicado en sí de que se trata. Por intuición, los
maestros de más de 25 años de servicio concluimos que era la recolección de
evidencias de trabajos de los alumnos, con evaluaciones tanto cuantitativas como cualitativas. A través del tiempo le hemos dado varios nombres: “registros
de evaluación”, “carpeta del saber”. “evidencias”, etc.. Lo que estábamos haciendo era un “intento” de
portafolio de evidencias en físico.
Le nombro
“intento” porque no incluye registro de comentarios personales del
maestro, del alumno, entre pares o
autoevaluaciones. Nos hemos conformado con recopilar más que nada ejercicios de
evaluación que no precisamente llevan un proceso ni muestran un avance en algún
rubro significativo.
Lo anterior hasta este recién terminado ciclo escolar.
Hemos venido trabajando en la escuela
“La Ruta de Mejora” que me parece
es lo màs cerca que hemos estado de integrar un verdadero portafolio de
evidencias. Este ciclo llevamos un
propósito definido en las actividades y recolectamos evidencias de las mismas;
incluímos observaciones personales hacia los alumnos, evaluaciones entre pares,
encuestas de la opinión de alumnos y padres de familia, en fin, muchas de las
evidencias que deberían conformar un
portafolio del alumno y que quedaron como “portafolio del maestro”.
En mi
práctica nunca he realizado el diseño de un portafolios. Las evidencias y
comentarios van resultando de las actividades diarias y por la necesidad de
cubrir requisitos administrativos.
Es hasta este
momento, en que vamos conjuntando conceptos (que desgraciadamente nos llegan a
cuentagotas y varios meses e incluso años después de que los planes y programas
se ponen en práctica) como “alumnos críticos”, “competencias para la vida”,
“evaluación por rúbricas”, es que se ve la necesidad de armar un portafolio de
evidencias que no solo sirva para ejemplificar evaluaciones, sino que sirva
para observar el avance del proceso de aprendizaje y que le sirva al maestro y
-sobre todo- al alumno, para reflexionar sobre el proceso educativo y los lleve
a tomar decisiones para mejorar, cambiar o definir parámetros.
Dentro de mi
práctica - siempre en grados inferiores (primero, segundo y tercero)- estos
portafolios “informales” que he realizado con mis alumnos me han reportado
muchos beneficios: los alumnos se emocionan porque sus trabajos quedan
guardados como “evidencia” de los logros alcanzados, y que serán reconocidos
por otros alumnos, autoridades y sus padres. Nunca hemos hecho una línea de
tiempo comparativa de manera oficial, pero los últimos días del ciclo, cuando
revisamos la “carpeta del saber” a todos nos da gusto ver los avances puesto
que, aunque algún alumno no haya logrado todos los aprendizajes esperados,
siempre se nota lo avanzado del principio al final del curso.
Estos portafolios
sirven también para avalar ante el padres de familia, los comentarios,
recomendaciones y evaluaciones cualitativas que le damos al alumno.
En mi opinión,
si conjuntamos un buen portafolios de evidencias donde se defina desde el
inicio su propósito, sus criterios de producción, la forma en que se llevará a
cabo su evaluación así como la autorreflexión y autoevaluación, tendremos un
aliado dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.
Y no solamente el
portafolios del alumno. Considero con igual o mayor importancia el portafolios
del maestro.
Antes expresé que
lo más parecido a un portafolios de evidencias fue el integrado este año en “La
Ruta de Mejora”, pero faltaron aspectos como la autorreflexión y autoevaluación
de las actividades llevadas a cabo. Estos datos los “llenamos” en colectivo, pero no indicamos el
actuar de cada uno de los maestros. Considero que la autorreflexión y
autoevaluación son acciones medulares que nos llevarían a mejorar la práctica docente al tomar
en cuenta y reflexionar sobre las `áreas
de oportunidad de cada uno de nosotros.
En cuanto a un
portafolio electrónico me parece un concepto interesante y necesario en esta
era tecnológica.
De los aspectos
negativos que podemos encontrar en la elaboración de portafolios, en mi
experiencia se ha dado que no tenemos espacios físicos para guardarlos y menos
si se comparte el salón de clases con el contra turno, y, si hablamos del portafolio electrónico, tendría
que hablar de la falta de insumos como la computadora o el Internet, que,
cuando los llegamos a tener, nos topamos
con que no son suficientes o no sirven y que el Internet no llega al
salón. Los maestros nos enfrentamos a estos y más obstáculos y continuamente
los estamos superando.
En mi
opinión es grande el interés que tenemos los maestros en mejorar el proceso
enseñanza-aprendizaje y el portafolio de evidencias será una gran herramienta
cuando lo manejemos de manera adecuada.
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